Tips y consejos de belleza

En el antiguo Egipto, el uso de pelucas representaba belleza y alto estatus social. En otras palabras, era un privilegio real.

En aquella época se elaboraban con lana de oveja negra, fibra de palmera, hierbas como la henna, cabello de niños, de reclusos y hasta de pelo de yegua.

Fue hasta después del siglo XVII que el rey francés, Luis XIV, las volviera a poner de moda al ver que ya era avanzada su calvicie. Desde entonces fue una prenda indispensable para caballeros y damas de alto nivel, y estuvieron presentes en todo acto social hasta la llegada de la Revolución Francesa.

Las peluchas volvieron a estar de moda en la década de los '60 del siglo pasado y era un elemento esencial para lograr complicados y elevados peinados. Fueron muy empleadas en el cine, de aquel tiempo, especialmente por la diva Brigitte Bardot.

En la actualidad, las pelucas y los postizos tienen varios propósitos, no solamente los usan las mujeres, sino también los hombres que han perdido el cabello o que buscan cambiar de look.

Las hay de diversos estilos y materiales para elegir, siendo las de cabello natural, las más populares, especialmente las que proceden de la India.

Su elaboración, igualmente, varía; pueden ser hechas con máquina o a mano, la diferencia está en el precio. Además, las opciones son ilimitadas según las necesidades y el tipo de persona, pero las más recomendables son aquellas fabricadas sobre un tipo de tul fino que permite la transparencia de la piel.

Las pelucas modernas están provistas con una banda de goma ajustable en la parte de la nuca con varillas moldeables en las patillas, para un mejor ajuste y una apariencia natural, y otras se adhieren a la piel mediante una banda adhesiva.

Dependiendo si están confeccionadas de material sintético o hebra humana, sus cuidados son mínimos. A la hora de lavarlas se recomienda:

Si la peluca es de fibra, jamás le apliques calor porque la dañaría.