Tips y consejos de belleza

Hablemos por un momento de cómo está conformada la piel. Esto te ayudará a concebir un método equilibrado para su cuidado y, a la larga, mantenerla sana y de aspecto juvenil. Tu piel tiene tres capas: la epidermis, la dermis y la capa subcutánea o hipodermis. Cada capa tiene sus propias funciones y necesidades.

La epidermis. Es la capa más externa y la que contiene melanina, la sustancia que le da color. La epidermis es el primer lugar donde comprobarás los resultados positivos de un régimen continuo para su cuidado.

Las células cutáneas más profundas de la epidermis están vivas y se reproducen, pero cuando estas células llegan a la capa más externa se han convertido en queratina o han muerto. Estas células muertas, mezcladas con las secreciones cutáneas de sebo y sudor, impermeabilizan la piel.

Es importante deshacerse de estas células de forma ininterrumpida para evitar una piel seca y apagada, y unos poros obturados.

La dermis. Está compuesta de tejido conectivo -que contiene una parte del suministro de sangre a la piel, conductos linfáticos, terminaciones nerviosas, glándulas sebáceas y sudoríparas, y folículos pilosos. Este tejido conectivo se compone principalmente de colágeno y de fibras elásticas, y proporciona elasticidad, firmeza y fortaleza. Si se descuida este tejido, podrían formarse amigas y producirse flacidez.

El objetivo fundamental de tus cuidados diarios debería ser nutrir y proteger esta capa, pero desconfía de los productos de venta sin receta que pretenden restablecer la dermis - los ingredientes de estos productos no pueden penetrar en la dermis porque, si lo hicieran, serían productos medicinales. La mejor manera de proteger la dermis es utilizar un filtro con factor de protección solar SPF 15 -o más- siempre que salgas de casa.

La capa subcutánea. Se trata de una capa grasosa formada principalmente por tejido adiposo que se encuentra bajo la dermis. La capa subcutánea también incluye una parte del suministro de sangre de la piel. Esta capa protege los órganos internos y proporciona aislamiento térmico. Los ácidos grasos esenciales nutren y lubrifican esta capa. Para asegurarte de que obtienes la cantidad suficiente de ácidos grasos, tómate de una a dos cucharadas de aceite de semillas de lino cada día, acompañadas con al menos dos cápsulas diarias de 500 mg de aceite de borraja o de prímula u onagra. Tu piel y tu cabello se beneficiarán.